De tal palo, tal astilla

Me gustaría empezar esta entrada, pidiéndoos que observéis esta imagen:


¿Qué veis? ¿Qué os sugiere lo que veis?

Se trata de dos cerebros de personas diferentes, de las cuales una de ellas está moviéndose y la otra observando. Como podéis ver en estos escáneres cerebrales, las áreas que están más activas son las mismas en ambos cerebros. ¿Cómo puede ser posible que esto suceda si una de las personas está en movimiento y la otra quieta observando?

Pues bien, este fenómeno tiene su explicación en un grupo de neuronas que se denominan neuronas espejo, las cuales se encuentran distribuidas por muchos rincones del cerebro. Esto ha hecho que muchos investigadores prefieran decir que el cerebro funciona como un gran espejo, en vez de que tenemos neuronas espejo. Realmente nos es lo mismo. La cuestión aquí es que estas neuronas no solo están en las áreas motoras (como sucede en la imagen), sino que también se encuentran en los centros del lenguaje, de la empatía, del control emocional, de la creatividad, del control ejecutivo y un largo etcétera. Podríamos decir que las neuronas espejos son aquellas que "piensan fuera del cráneo". Son las que nos permiten imitar las acciones, los comportamientos y hasta las emociones de los demás. 

Llegados hasta aquí, podemos imaginarnos las grandes implicaciones que el descubrimiento de este maravilloso mecanismo de nuestro cerebro puede tener para la educación. ¿No es así? Ahora más que nunca cobra sentido la expresión que tan a menudo escuchamos: "Es importante predicar con el ejemplo". ¿Acaso no habéis escuchado en los últimos años comentarios como "en el proceso de aprendizaje, la actitud, los valores, etc. del maestro son tan o más importantes que los contenidos que ha de impartir", "mira cómo anda, es igualito a su padre" o "esa frase no es de una niña de su edad, está repitiendo lo que escucha en casa"?  Una vez más, la neuroeducación o la pedagogía de la evidencia, como nos gusta llamarle a algunos, nos confirma y profundiza en lo que la intuición ya nos decía.

Y es que uno de los aspectos esenciales de la educación es la imitación. Todo proceso de aprendizaje pasa primero por la observación. Los seres humanos somos imitadores desde que nacemos hasta que nos morimos, aunque existen etapas, por supuesto, en las que utilizamos más este mecanismo de aprendizaje, como son la infancia y la adolescencia. Un recién nacido, para poder socializar, lo primero que hace es observar las caras de sus cuidadores para poder reproducirlas a continuación y así dar sus primeros pasos para aprender a vivir en sociedad. 

Este mecanismo, por tanto, nos permite adaptarnos al ambiente socio-cultural en el que vivimos, pero atención, ya que aquí la expresión "los niños/as son como esponjas" cobra más sentido que nunca, pues nuestras neuronas espejo también imitan estereotipos sociales como el sexismo, la homofobia, el clasismo, modelos de apego, etc. haciendo que entre en juego la gran responsabilidad social, una vez más, que tenemos los educadores y las educadoras, así como la televisión y otros medios de comunicación.  Los roles de género que se reflejan en ciertos programas televisivos fomentan que se perpetúen estos estereotipos sociales y, aunque sus defensores afirman que este tipo de programas no hacen más que representar a la sociedad, el efecto multiplicador e imitador que tienen sobre la infancia y adolescencia y, por tanto, sobre esa futura sociedad a quien dicen representar, es incuestionable. 

En cuanto al aula, sucede un tanto de lo mismo. Vosotros mismos podéis hacer un pequeño experimento. Os propongo a que un día antes de entrar en clase practiquéis un lenguaje corporal en el que vuestro pecho esté abierto y relajado y a que entréis por la puerta del aula con una gran sonrisa de oreja a oreja y con un tono de voz agradable y variado. Observad las caras de vuestros estudiantes, sus actitudes y su participación. En la siguiente clase volved a hacer lo mismo, pero esta vez con un lenguaje corporal más cerrado, con los hombros caídos, una cara seria, utilizando un tono de voz monótono y bostezando de vez en cuando. ¿Qué efecto se produce en vuestra aula en estas dos diferentes ocasiones? Sí, ¡las neuronas espejo son expertas en el contagio emocional! Obviamente, con esto no pretendo deciros que porque entréis en clase sonriendo tendréis a los estudiantes más motivados y con mejores resultados académicos de la historia, pues hay otros muchos otros factores que influyen, pero sí os aseguro que tendrá un impacto positivo en el ritmo, dinámica y ambiente que se respira en vuestra clase.  

También añadir que es muy importante la coherencia entre lo que digo, lo que pienso y lo que hago dentro del aula. Esto se debe a que, de darse esta incoherencia, nuestras queridas neuronas espejo también la imitarán y reproducirán estos patrones a posteriori. Por ejemplo, no llega con decirles a nuestros estudiantes: "¡Venga, tenéis que motivaros. Aprender inglés es muy importante para vuestras vidas!", si nosotros mismos no vibramos con el inglés, si a nosotros no nos apasiona, si nosotros no vemos la realidad de esta frase. Por la misma razón, no podemos pedirles respeto, si nosotros no respetamos; no podemos pedirles que se quieran más y confíen más en sí mismos, si nosotros no nos queremos. Siempre se ha dicho que los mejores docentes o los mejores médicos son aquellos que lo hacen por vocación y las neuronas espejo nos lo confirman. Amemos nuestra profesión, pues tenemos en nuestras manos a lo más delicado y preciado que existe. 

Soy consciente de que tanto padres, madres como educadores no lo tenemos fácil, pues no somos los únicos modelos a imitar y cuyos patrones reproducirán, pero tan solo con reflexionar sobre a qué modelos queremos que sean expuestos, ya estaremos proporcionándoles un modelo reflexivo que cuestione los patrones que les han venido "impuestos" por la sociedad y por la cultura en la que han nacido y, por tanto, les estaremos ayudando a crecer como personas capaces de decidir si quieren ser igual que el palo que les vino dado como modelo o si, por lo contrario, optan por ser una astilla única e irrepetible.


Fuentes:

- Blakemore, S., Frith, Uta (2011): Cómo aprende el cerebro: las claves para la educación. Ariel.
- Bueno i Torrens D. (2017): Neurociència per educadors. Barcelona: Associació de Mestres Rosa Sensat
- Casafont, R. (2014): Viaje a tu cerebro emocional. Barcelona: Ediciones B.
- Iacoboni, M., Dapretto, M. (2006): "The mirror neuron system and the consequences of its dysfunction". Nature, 7. 
- Rizzolati, G., Cattaneo, L., Fabbri-Destro, M., and Rozzi, S. (2014): "Cortical mechanisms underlying the organization of goal-driected actions and mirror neuron-bases action understanding". Phsycological Review, 94, 656-706.


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