CREAtiVIDAd: crea tu vida y dala


Los que nos dedicamos al mundo de la docencia sabemos que la palabra creatividad está a la orden del día. "Hemos de educar a los niños y niñas para que sean creativos" escuchamos a menudo en conferencias sobre educación. "Hay que fomentar la creatividad" leemos en artículos de expertos en el tema. Sin embargo, estamos de acuerdo en que la mayoría de las escuelas se sigue practicando la no-creatividad, ¿verdad? ¿Puede que se deba a que no nos hemos parado a reflexionar sobre su verdadero significado y sobre todo lo que este término implica?

La RAE define creatividad como la "facultad para crear algo". Vaya, qué creativos son en la RAE... 

A mí me gusta más la definición de Ramón Barrera. ¿Por qué? Pues porque es una definición y una manera de ver el término mucho más creativa. Él la ve tal que así:

CREAtiVIDAd: Crea tu vida y dala 

¿Acaso no va de eso la educación? De que cada uno creemos nuestra propia vida y la compartamos con los demás. Y es que si no sentimos lo que creamos, no estamos presentes y, por tanto, nos convertimos en súbditos del conocimiento, en lugar de creadores. Además, esa "d" de "dala" es importantísima. Es esencial que compartamos nuestras creaciones, nuestro conocimiento porque, recordemos, cuantas más áreas del cerebro se activen simultáneamente, más se aprende. Y lo que más áreas del cerebro activa es el cerebro social. Por ello, el trabajo cooperativo es el que produce más aprendizaje significativo y, además, favorece la creatividad (ya que se activan más partes del cerebro que permiten conectar elementos), a pesar del componente genético que ésta tiene.

Por tanto, podríamos decir que la creatividad es eso mismo,  hacer conexiones entre elementos para dar lugar a una nueva función, pero estas conexiones han de ser nuevas, es decir, no estar en la naturaleza. Es un mecanismo que la evolución nos ha dado y que nos ha permitido progresar. Un ejemplo de acto creativo en la prehistoria fue conseguir fuego juntando una piedra y un palo.  Sí, la creatividad es, desde hace millones de años, algo sustancial en nuestra esencia. De alguna forma, todos nacemos con este potencial, más o menos desarrollado dependiendo de nuestra genética, pero todos lo tenemos desde que nacemos y, desgraciadamente, con la educación lo vamos perdiendo.








¿Por qué? Probablemente porque nuestro sistema educativo, nacido en la era industrial, fue diseñado para absorber conocimientos definitivos, es decir, que los conocimientos tenían un fin. Había respuestas únicas a soluciones y, en lugar de fomentar la creatividad, lo que se hacía (y hace) es fomentar la re-creatividad, es decir, crear a partir de la imitación de lo que ya ha sido creado. Esto ha hecho que nos hayamos ido sumergiendo en una educación en autoridades. El educador Carlos González explica que cuando trabajaba en Segundo de Bachillerato su compañera profesora de Filosofía examinaba a sus estudiantes de Sócrates y del principio socrático y ésta no le entendía cuándo él le decía que Sócrates no quería ser subido a un púlpito, sino que se enseñase a las personas a conocerse mejor a sí mismas. El tener a autores de referencia u organismos como la RAE como autoridades (véase el inicio de esta entrada) hace que el conocimiento lo hayamos ido adquiriendo sin creatividad y no hemos de olvidar que copiando a los grandes autores no los estamos precisamente honrando.

La neurociencia nos ha demostrado que la realidad es otra muy diferente. El sistema educativo que tenemos de materias aisladas ha quedado desfasado si es que alguna vez no lo estuvo. Es hora de dejar atrás esos conocimientos definitivos y ayudar a nuestros alumnos y alumnas a adquirir competencias en lugar de contenidos. Para desarrollar estas competencias se necesitan capacidades, tales como conectar conceptos, analizar, etc. Esto solo se puede lograr si la escuela se convierte en un lugar de creación de conocimiento, donde haya retos vinculados a la realidad. "EducARTE para valorARTE" dice la cabecera de este blog. Y sí, es que creo firmemente que es necesario que volvamos a conectarnos con nuestra esencia, con nuestra creatividad, con nuestro arte, con nuestro valor, en definitiva, con nuestro mundo interior, independientemente de las creencias que nos vienen dadas por nuestras familias, culturas, docentes, obras literarias, etc. Solo así podremos llegar a esa conexión sin estar ciegos por nuestras creencias limitantes, sino siendo constructores de conocimiento y con una gran capacidad de aprendizaje autónomo.

Los documentos oficiales del nuestro Estado nos dicen que la educación tiene como finalidad el desarrollo integral de la persona, el desarrollo de su itinerario personal y profesional y el de su competencia social con el fin de mejorar la sociedad. Sin embargo, la realidad en nuestras escuelas y en nuestra sociedad se aleja mucho de esta finalidad. Para poder cumplirla es importante que repensemos la lógica de la escuela y cambiemos los procesos de formación de profesorado, el cómo son contratados, etc. y que se produzca un cambio en nuestras mentes no solo a nivel escolar, sino a nivel social.

Según Eduard Vallory es tan simple como que nos hagamos una pregunta, la misma que nos hacemos para la vida (pues al fin y al cabo, vamos a la escuela a aprender para la vida):

"¿Queremos una vida en la que repitamos siempre lo mismo o una en la que vayamos creciendo, compartiendo y evolucionando?"

No sé vosotros, pero yo lo tengo claro :)


Comentarios

  1. Me parece muy interesante tu reflexión sobre el papel de la creatividad en la educación. En mi opinión, creatividad y pasión deberían ser dos ingredientes esenciales en el aula y aspectos a 'contagiar' a los alumnos, más que 'enseñar' (cómo se puede enseñar a ser creativo o a entusiasmarse...?).
    La creatividad no sólo facilita el aprendizaje sino que hace de él una experiencia memorable. Dejarle vía libre en el aula y fomentarla es así una estrategia para el aprendizaje pero también una forma de vincular nuestros buenos momentos con la escuela, y con ello inspirarnos y inspirar a otros a aprendizajes futuros.

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    1. Preciosa e interesante reflexión. Totalmente de acuerdo contigo en que hemos de contagiar la creatividad y el entusiasmo (sobre esto hablo en mi entrada "De tal palo, tal astilla") a través de las neuronas espejo. Muchas gracias por tu aporte :)

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