El alumno con TDAH
Estoy seguro que
durante los últimos años son muchas las ocasiones en las que habéis escuchado
hablar de alumnos y alumnas (aunque en este caso la mayoría sean alumnos) que
padecen TDAH. En la entrada de hoy, quizás un poco extensa, pero lo considero
necesario, pretendo hacer visibles a este tipo de alumnos que, por desgracia,
en muchas ocasiones son víctimas del estigma social y de la falta de empatía
por parte de las personas que les rodean.
¿Qué significan las siglas TDAH?
TDAH es la abreviatura
de Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad.
¿Qué NO es el TDAH?
Debido al término
“Hiperactividad” se confunde este trastorno con niños que simplemente son
revoltosos, que tiene mal comportamiento y que no paran de incordiar. El TDAH
es mucho más que eso, el principal problema reside en sus dificultades de
autocontrol y falta de concentración, y los problemas que ello causa en el
rendimiento escolar.
¿Qué significa ser TDAH, entonces?
Este trastorno se
caracteriza por la presencia de tres síntomas: déficit de atención, impulsividad e hiperactividad
motora y/o vocal. No todos los niños con este trastorno manifiestan los
mismos síntomas ni con la misma intensidad. Para confirmar que un niño es TDAH,
estos síntomas tienen que darse en al menos dos ambientes distintos de su
vida: en la escuela, en su casa, en su entorno en general…
¿Cuáles son sus características?
Las características
principales de sus síntomas son las siguientes:
1. Déficit de atención: Esta clase de
niños/adolescentes son menos capaces de mantener el mismo grado de compromiso
en las tareas que otros niños y niñas. Les es imposible prestar atención
suficiente a los detalles. Pierden su concentración en tareas rutinarias. Sus
trabajos suelen ser sucios y desordenados y cambian de una actividad a otra sin
terminar ninguna de ellas, evitando las que requieren esfuerzo. También suelen
perder el material y olvidar las cosas. Dado que el déficit de atención es algo
que no se ve, ya que no es una discapacidad como la del niño o niña que está en
silla de ruedas, muchos profesores optan por la vía fácil: « ¡Qué desastre
eres!» « ¿Pero cómo tienes el pupitre tan guarro? ¿En tu casa te dejan tenerlo
así?» « ¡Eres un vago!».
¿Vago? ¿Estáis seguros
de que el niño es vago? Para una tarea en la que sus compañeros invierten 5 min
él tiene que invertir el doble de esfuerzo para centrar su atención. ¿No será
que está falto de motivación? Pero claro, ahí la responsabilidad ya es nuestra,
no del alumno. No conviene verlo.
2. Impulsividad. La mayoría de niños y
niñas ven su comportamiento controlado por los adultos a través de normas
externas que con frecuencia se oponen a sus deseos y que acaban por
interiorizar. Esto les permite autocontrolarse. No obstante, el
niño/adolescente con TDAH ve este proceso alterado, ya que tiende a querer
satisfacer sus deseos inmediatamente y es incapaz de tolerar la frustración. De
manera esquemática funcionarían así: DESEO Y ACTÚO, en vez de DESEO, PIENSO Y
LUEGO ACTÚO. El niño/adolescente impulsivo es impaciente, le cuesta mucho
respetar el turno e interrumpe constantemente a los demás («¡Eres un
maleducado!»); sufre accidentes al realizar acciones sin pensar los peligros
que conllevan («Pero, ¿cómo eres tan torpe?»); no reflexionan sobre distintas
alternativas disponibles e incumplen las normas básicas del hogar y de la
escuela. Por ello, resulta muy importante ayudarles a reconocer sus
dificultades, aceptarlas, enfrentarse a ellas y poner unos límites educativos
sanos y ajustados a su capacidad real.
3. Hiperactividad motora y/o vocal: Se
manifiesta a través de una actividad corporal excesiva y desorganizada sin un
objetivo concreto. El alumno se levanta constantemente, corretea por todos
lados, le cuesta jugar a actividades tranquilas, habla en exceso, etc. Su
energía la dirige hacia tareas y objetivos diferentes a los encomendados por
sus padres/profesores.
«¡Es que no para
quieto!». Pues no, es que no puede parar.
¿De qué forma debemos implicarnos los docentes con este tipo de alumnado?
Lo primero que debe
hacer todo docente cuando se encuentra con un alumno/a TDAH es empezar por
reconocer este trastorno. Algo que parece costar trabajo a muchos y muchas.
Reconocerlo implica ser consciente de ello y respetarlo.
Una vez lo
reconozcamos, debemos ser humildes y pedir ayuda a los orientadores del Centro
y, en caso de no contar con su ayuda, informarnos por nuestra cuenta, hablar
con psicólogos, etc. Solo de esta forma este tipo de alumnos dejará de sufrir
el martirio al que se enfrentan muchos de ellos día a día y lograremos que
alcancen los mismos resultados y logros que el resto de sus compañeros.
Son muchos los profesores que se niegan a hacer adaptaciones metodológicas en sus asignaturas rechazando el tratarlos como si fuesen diferentes al resto de alumnos. Olvidan pues, que todos somos diferentes y que precisamente lo más enriquecedor para un niño o niña es crecer rodeado de diversidad. No confundamos la igualdad de trato con la igualdad de derechos. Todos somos diferentes, con o sin TDAH y, por lo tanto, nuestro alumnado también. Es nuestra responsabilidad saber cubrir las necesidades individuales de todos.
Entonces, ¿qué adaptaciones
metodológicas se pueden aplicar al alumno con TDAH?
Adaptaciones tan
simples y sencillas como las que expongo a continuación:
1. Sentarlo cerca
del profesor y lejos de ventanas y puertas para mantener distantes los
estímulos que puedan distraerlos. Esto debe hacerse especialmente durante los
exámenes. Incluso es aconsejable dejarles utilizar tapones para los oídos.
2. Controlar su
material de trabajo: Procurar que no tenga encima de la mesa más material que
el estrictamente necesario para la tarea que está realizando.
3. Animarle a
utilizar la agenda y enseñarle a organizarse. De esta forma se contribuirá a
evitar los olvidos frecuentes.
4. Dividir las
actividades largas en varias actividades cortas. Esto ayudará a que el alumno
centre su atención en cada una de las partes de la actividad y no tire la
toalla tan fácilmente.
5. Ser más
flexible en los plazos de entrega de trabajos y exámenes. Recordad que no los
olvidan o les lleva más tiempo a propósito.
6. Transmitirles
seguridad. Es importante valorar su trabajo diario y reconocerles su esfuerzo.
Además, durante los exámenes es conveniente que se les permita consultar dudas
con el profesor/a para que éste le transmita seguridad (no lo confundáis con
resolverle el examen).
7. Ser flexible
con la hiperactividad. Ya sabemos que tienen problemas para controlar su
conducta, se levantan, hablan más de lo normal, etc. Dentro de lo razonable,
conviene ser más flexible que con el resto de alumnos. Un estornudo es algo que
no podemos evitar y que nos molestaría que nos cortasen, ¿no? Pues para ellos
es algo semejante.
He aquí unos
sencillos ejemplos de cómo podemos contribuir al buen desarrollo de este tipo
de alumnado. Sinceramente, no creo que sea tan difícil. Solo basta dedicación,
esfuerzo y mucho cariño. Normalmente se trata de niños que tienen el autoestima
muy baja debido a todas las etiquetas que se les han puesto dada la
invisibilidad de su trastorno.
Comparto con vosotros
dos vídeos que relatan cómo se siente un niño con TDAH. Nunca dejéis de lado la
empatía.
Hola, Emilio
ResponderEliminarHe llegado a tu blog por mera casualidad y tengo que reconocer que me ha encantado toda la energía que transmites.
Terminé el Grado de Educación Primaria con la mención de Educación Especial en junio y este año estoy dando clases particulares a niños todos con dificultades, de hecho, los alumnos que tengo en las particulares fueron mis alumnos durante los meses de prácticas en el colegio.
Uno de ellos (está en 4º de Primaria) está diagnosticado como TDAH entre otras muchas cosas que voy sospechando, tales como dislexia y dificultades en el lenguaje. También tengo otro alumno que tiene Síndrome de Asperger y es maravilloso trabajar y aprender con él.
Con ambos siempre trabajo pautas de organización con los pasos a la hora de hacer cualquier problema matemático, en definitiva, son pautas de autorregulación (1º leemos el problema, 2º Stop. ¿Lo he comprendido?... 3º subrayo datos, etc)
Este tipo de alumnado requiere estímulos visuales y ciertos descansos de vez en cuando, nosotros hemos acordado que cada quince minutos hacemos un "kit kat" que aprovechan para dar un paseo por su casa, rellenar la botella de agua o incluso picar algo, no obstante, el minuto de descanso viene fenomenal para que vuelvan a centrarse, de hecho, es como una válvula de escape.
También estamos haciendo resúmenes y esquemas, no obstante, aunque se cansan rápido, siempre están dispuesto a hacer cuanto yo les proponga.
En fin, lo que quiero decir es que, a menudo el alumnado con dificultades se siente limitado y somos los propios docentes los que decidimos hasta dónde pueden llegar, procedimiento que veo erróneo ya que no se les debe "vallar" su conocimiento sino todo lo contrario, darles herramientas, motivación y confianza para que ellos decidan hasta dónde quieren llegar.
No me extiendo más, que me enrollo como una persiana.
En mi blog, he comentado ciertas inquietudes, aunque mi rinconcito virtual no sea precisamente de educación también he escrito algunas reflexiones. Te dejo aquí el enlace por si te apetece asomarte.
http://elrinconcitoversatil.blogspot.com.es/2014/05/terminando-y-empezando-esto-no-acaba.html
Un saludo,
Lucía.