Ellxs
Ellxs, que aprendieron a hablar con sus miradas, porque la voz de muchxs es el silencio; porque su única arma contra una sociedad que les etiqueta de "salidxs", "inmadurxs" y "hormonas desatadas" son sus ojos, a los que en pocas ocasiones se les dice que pueden ser quienes ellxs decidan y quieran ser. Pero poco importa, porque, aun así, ellxs sueñan, sueñan con rebelarse, con encajar, con volar y piden al nuevo año menos presión, vidas más relajadas. A menudo me preguntan que cómo puede gustarme trabajar con adolescentes y yo siempre respondo: porque no solo lxs adoro, lxs admiro. Porque si todxs hubiésemos tenido unos hombros comprensivos en esta etapa de nuestra vida, no nos hubiésemos relegado a hablar con la mirada, sino que hubiésemos alzado nuestra voz más rebelde para darle sentido a quienes somos y para callar a aquellxs que nos exigían sacar "buenas" notas, ser hijxs excelentes, hablar inglés, ser buenxs amigxs, tocar el